LA VERDAD Y LA ESPIRITUALIDAD


Tiene algo que ver: “¿verdad y espiritualidad?”. Hablar de verdad y espiritualidad es supremamente complejo, en este ensayo se tratará de relacionar estos dos conceptos a fin de tener una mejor comprensión y luces al respecto; para ello, se citarán definiciones de ambos términos y  luego se analizará cómo se  relacionan entre si estos dos conceptos.
Para iniciar, se cita el concepto dado por Carlos Gershenson:

 Es un hecho que la ciencia genera múltiple conocimiento y eso es un hecho innegable, la ciencia busca la verdad y para mí la verdad es una descripción de la realidad independiente del observador, pero a lo largo de la explicación de Pensamiento Científico he podido constatar que estoy muy alejado del verdadero concepto de la verdad en tanto la primera afirmación que se plantea es que una definición cercana viene de lo opuesto a la mentira y que a su vez la mentira no es tan sencilla de conceptualizar dado que depende de un contexto.[1]

Hablar de “La verdad” es una cuestión compleja ya que ésta no es absoluta, se necesita ubicar en un espacio lo que se quiere analizar para saber si es verdadero o falso. Cada contexto es diferente y depende de la sociedad, cultura y conocimiento  en la que se desenvuelve un tema específico.

Este concepto lo reafirma William James cuando expresa “La verdad 'absoluta', la verdad que ninguna experiencia vendrá a alterar jamás, es ese punto ideal, siempre remoto, hacia el cual imaginamos que todas nuestras verdades convergerán algún día”[2]

La máxima expresión de su definición es de una ¡verdad relativa! ya que para llegar a decidir quién tiene la razón en cuanto a la verdad, es imposible porque son muchas las verdades existentes en la sociedad: verdades políticas, sociales, culturales, económicas, religiosas y espirituales, entre otras.

Se Analizará ahora, lo que a espiritualidad se refiere; se trae a colación la siguiente definición tomada de Pietro Grieco:

La espiritualidad es la expresión de la esencia del ser. Esta esencia es la sustancia de la vida y se manifiesta en energía, cualidades y valores.
Valores como la dignidad, la verdad, el coraje, la justicia, y la paz.
Energía como fortaleza vital, mental, física, dinámica, equilibrio y dominio propio. Cualidades como la belleza, la bondad, la honradez, y la compasión.
La espiritualidad salva de caer, sufrir o morir. Es la fuerza que nos resucita con amor cada día. La espiritualidad es lo que da sentido a nuestra existencia y significado a nuestro camino. Normalmente se suele definir a lo espiritual como lo opuesto a la materia o lo material, o como aquello que no tiene contacto con lo corporal…[3]

En este caso la espiritualidad es un tema que depende de la óptica con que se mire, de los intereses que se muevan en el contexto, del lenguaje que se utilice para definirla como verdad; así se explica en una definición dada en la monografía del personal directivo de Shalem:

En muchas tradiciones, la palabra “espíritu” se refiere a fuerza de vida, la energía básica del ser. En términos simbólicos, el espíritu es el aliento de la vida. El hebreo ruah, el griego pneuma, el latín spiritus y el sánscrito prajna todos significan  tanto “aliento” como “espíritu”. Tradicionalmente, esta fuerza de vida se ve manifestada en nuestro amor; en las pasiones e inspiraciones que nos motivan y nos conectan con el mundo y unos a otros.
Según esta visión, la espiritualidad tiene que ver con las fuerzas fundamentales que impulsan nuestras vidas, nuestros amores, pasiones y preocupaciones más profundos.
Es la fuente de nuestro sentido de significado y de nuestra voluntad de vivir, el origen de nuestros deseos, valores y sueños más profundos. La espiritualidad es entonces, no una cosa aparte de nuestras vidas sino que es la fuente de energía fundamental que alimenta todas nuestras emociones, relaciones, trabajo y todo lo demás que consideramos significativo[4]

Para enfocar la espiritualidad con el concepto de la verdad, se debe contemplar un conjunto de visiones para explicarla; para algunos la espiritualidad se refiere a la “fuerza de la vida, a la energía básica del ser, el aliento de la vida” y para otros “es algo natural, que se expresa de muchas maneras”, la cual está inserta en cada ser y la refleja en donde se desenvuelva, en el trabajo, en la comunidad  en la familia, en todos los  compromisos y creatividad.

Teniendo en cuenta la espiritualidad en el campo religioso y filosófico toma otra concepción y etimología ya que depende de una verdad cultural en donde los intereses están ligados a una serie de creencias con las cuales se identifican un gran número de seguidores. La verdad empieza a ser abstracta ya que se fundamenta en diferentes bases ideológicas, deidades, dogmas que las hacen válidas y verdaderas como se observa en el documento “La verdad como acontecimiento”:

El concepto de "verdad" siempre ha sido indagado por la filosofía, pero, ¿qué es, pues, la verdad para los cristianos? ¿Es un acontecimiento [como se aprecia en el Nuevo Testamento] o un principio de razón [como lo pensó la filosofía moderna]? De la Potterie encuentra en Luigi Giussani estas palabras iluminadoras: «La categoría de acontecimiento es, pues, capital para definir qué es el cristianismo (el cristianismo se reduce totalmente a esta categoría): el cristianismo es un acontecimiento». En efecto, para el cristianismo, la pregunta ya no es "¿qué es la verdad?" sino "¿Quién es la verdad?". De esto se derivan cuestiones prácticas, pues si se deja  de percibir el cristianismo como acontecimiento, se cae en lo que Juan Pablo I explicó: «El verdadero drama de la Iglesia a la que le gusta llamarse moderna [el verdadero drama de los cristianos que quieren ser modernos] es el intento de corregir el estupor del acontecimiento de Cristo con reglas». Este es el punto: la eterna tentación es la de reducir el cristianismo a una ética, un código de reglas, una doctrina (esto es, algo racionalista). Pero no es ni una ni otra cosa: es un acontecimiento histórico.[5]

Entonces se puede ver como la verdad específica de filosofías y religiones sobre la concepción de la vida y su espiritualidad depende de las  creencias y  bases que hayan adquirido en ese contexto  donde se desenvuelven, por lo tanto, cada cultura, cada religión maneja su propia VERDAD sobre la ESPIRITUALIDAD.

Retomemos aquí en forma general la verdad específica de filosofías y religiones como el Budismo, el Judaísmo, el Hinduismo, el Cristianismo, Islamismo; la concepción de la vida y la forma de actuar de cada individuo depende de las  creencias y  bases que haya adquirido en ese contexto  donde interactúan.

La cultura de cada sociedad responde a una verdad abstracta que para muchos es la única verdad que cuenta para definir acciones, así en otro contexto no sean aceptadas o estén en contraposición a sus formas de vida.

Para terminar, es importante hacer alusión a un último concepto sobre “verdad”, tomado de Aristóteles, y que pareciendo muy sencillo, engloba la compleja relación establecida entre verdad y espiritualidad, tratado en este ensayo  “Decir de lo que es que no es, o de lo que no es que  es, es falso, mientras que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero”[6] .




[1] GERSHENSON, Carlos. Ensayo sobre la verdad [ en línea ] http://blog.pucp.edu.pe/item/182610/ensayo-qu-es-la-verdad-y-c-mo-entenderla

[2] LA DEFINICIÓN DE LA VERDAD  [ en línea ] http://biblio3.url.edu.gt/Libros/2010/Ini/11.pdf
[3]Pietro Grieco © 2010  [ en línea ] http://dinastiadescargas.bligoo.cl/media/users/22/1128337/files/369361/Concepto_de_Espiritualidad.pdf
[4] UNA MONOGRAFÍA DEL PERSONAL DIRECTIVO DE SHALEM. ¿Qué es la espiritualidad contemplativa?               [ en línea ]  http://www.shalem.org/files/publications/staffmonograph_spanish.pdf
[5] Ignace de la Potterie [ en línea ]  http://www.mercaba.org/ARTICULOS/V/la_verdad_como_acontecimiento.htm
[6] OP. CIT. Pág. 1
Hace alusión a la óptica que tiene cada quien de lo que piensa

Diferentes ópticas espirituales

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